Empiezo este blog con un artículo que lleva un nombre que quizá impacte de entrada. ROTA. Así me sentía cuando decidí empezar a escribir.
¿Alguna vez te has roto? ¿Has notado cómo llega un momento en el que el malestar es tan grande que sientes que no puedes más?
Para mí, eso es romperse. Es como si el alma se dividiera en mil añicos y con ella se fuera la energía de tu cuerpo. Esa sensación tan fuerte que oprime el pecho, que te deja agotada, creyendo que nunca va a pasar. Pero, déjame decirte algo: pasa. Todo pasa.
Como dice el refrán: «No hay mal que 100 años dure, ni cuerpo que lo aguante.»
¿Qué es estar rota?
Estar rota es llegar a un punto donde el malestar sobrepasa nuestra capacidad de manejo. Nuestra mente deja de ser funcional porque se ha salido de los umbrales de tolerancia (algo que explicaré en otros posts).
En ese momento, lo primero que necesitamos es ponerle nombre a lo que sentimos. Muchas veces, esa opresión en el pecho tiene un nombre: ansiedad.
La ansiedad: una amiga que no entendemos
La ansiedad es una emoción común. Según estudios, el 60% de las personas experimentan ansiedad generalizada al menos una vez en la vida. Sin embargo, no nos enseñaron qué es ni cómo manejarla.
Ahora, por suerte, hay herramientas que empiezan a abrirnos los ojos. ¿Has visto Inside Out? Esa película de dibujos explica de forma preciosa cómo funcionan nuestras emociones.
La ansiedad, como cualquier emoción, no es peligrosa ni mala. En realidad, intenta protegernos y darnos información. Pero aquí viene el truco: muchas veces lo hace basándose en miedos que ya no son reales o en heridas que llevamos desde hace tiempo y solo lo hace para protegernos.
¿Cómo afrontar a la ansiedad?
Cuando estás rota, lo último que necesitas es ser dura contigo misma. Sé compasiva. Dedícate tiempo, mimo, y paciencia para empezar a recolocar las piezas.
Con la ansiedad, o «ansi», como la llamo cariñosamente, el primer paso es reconocerla y hablarle desde el cariño: «Ansi, sé que intentas protegerme y lo haces por mi bien. Pero no te preocupes, puedo con esto sola. Gracias por estar, pero ahora no te necesito.»
Al principio, puede que no lo sientas del todo, y está bien. Como todo, se aprende con la práctica. Créeme, funciona.
¿Por qué nos rompemos?
En la mayoría de los casos, nos rompemos porque nos olvidamos de nosotros mismos.
Dedicamos nuestra energía a todo y a todos: trabajo, pareja, amigos, responsabilidades… hasta que nos dejamos de lado.
Esto sucede especialmente en relaciones, donde el querer gustar, evitar el rechazo, o no sentirnos suficientes activa heridas profundas. Lo he vivido yo, lo he visto en mis amigas, y en muchas personas que sigo y leo.
Otras veces, las razones pueden ser pérdidas, duelos, o eventos traumáticos, pero todo tiene algo en común: activamos heridas del pasado que necesitan ser atendidas.
Pasos para recomponerte cuando estás rota
Cuando estás rota, lo primero es volver a conectar contigo misma. Aquí algunos pasos iniciales:
- Ponle nombre a lo que sientes: identifica y acepta tus emociones, sin juzgarte.
- Habla con tu ansiedad: hazlo desde la compasión, no desde el miedo.
- Céntrate en ti: respeta tus tiempos y rodéate de cosas que te nutran emocionalmente.
- Aprende de lo ocurrido: cuando estés más fuerte, analiza lo que pasó de forma constructiva para evitar repetir patrones.
- Busca ayuda si la necesitas: hablar con alguien puede marcar una gran diferencia.
Recuerda: no eres la única que se ha sentido así. Muchas personas han pasado por lo mismo y han salido adelante.
Pon el foco en ti
Cuando todo se desmorona, la clave es volver a ti misma. Esto implica:
- Hacer actividades que disfrutes y te hagan sentir bien.
- Practicar mindfulness o meditación para calmar tu mente.
- Establecer límites claros con personas o situaciones que te desgasten.
- Reconocer tus logros, por pequeños que sean.
Cuidarte no es egoísta, es esencial. El camino hacia la sanación empieza contigo.
Mi experiencia, tu mapa
Todo lo que escribo nace de mi experiencia personal: mis aprendizajes, mi terapia, mis lecturas, y mis intentos de salvarme a mí misma. No tienes que creerlo todo ni aplicarlo al pie de la letra. Coge lo que te sirva y desecha el resto.
Estaré encantada de leer tus comentarios, aprender contigo, y seguir sacando «melones» que nos ayuden a conocernos mejor.
Conclusión
Este camino es difícil, pero no estás sola. Cuando estés rota, recuerda: todo pasa. El primer paso es mirarte a ti misma con amor, porque desde ahí comienza la sanación ♡